DEPRESIÓN
Tratamiento de la Depresión en Valladolid
Síntomas de la Depresión
- Falta de motivación
- Incapacidad de disfrutar de actividades anteriormente placenteras
- Tristeza patológica
- Disminución de la vitalidad
- Cansancio intenso
- Irritabilidad
- Pesimismo ante el futuro
- Aislamiento social
- Disminución de la concentración y la memoria
- Inhibición del deseo sexual
- Ansiedad y angustia
¿Qué es la depresión?
Tratamiento de la Depresión en Valladolid
Hay 300 millones de personas en todo el mundo que viven con depresión siendo la principal causa de discapacidad. Afecta mayormente a mujeres que a hombres y se define como un estado muy profundo de tristeza que incapacita al sujeto que la sufre, llegando en extremos a realizar éste intentos autolíticos y suicidios.
Todos hemos pasado, en mayor o menor medida y con diferentes intensidades, por estados de tristeza resultado de situaciones negativas, siendo algo completamente normal. Sin embargo, lo que mayormente caracteriza a la depresión es la durabilidad (se mantiene en el tiempo durante meses, siendo la persona incapaz de quitarse de encima esa nube de tristeza y ansiedad que tiene encima) y la intensidad (impidiendo en ocasiones a la persona realizar sus obligaciones profesionales).
Los sujetos deprimidos suelen tender al aislamiento, ya que muchas veces su entorno no es capaz de comprender la profundidad de su tristeza y el sujeto se siente juzgado, sin apoyo y excluido, lo cual puede provocar que su estado empeore.
Más que sólo una tristeza pasajera, la depresión no es una debilidad y uno no puede recuperarse de la noche a la mañana de manera sencilla y rápida. Normalmente, la depresión puede requerir tratamiento a medio o largo plazo.
El por qué de la depresión
Tratamiento de la Depresión en Valladolid
El sujeto deprimido en muchas ocasiones es capaz de identificar las causas de su estado de ánimo pero en otras no consigue determinar aquello que ha provocado la situación. El estímulo depresor a veces es escondido de manera inconsciente por el sujeto debido al inmenso dolor que produce, manifestándose sólo a través de sintomatología. La depresión, bien tratada y con la terapia correcta, puede revertirse y la persona puede recuperar su ritmo anterior.
La relación entre la depresión y el cuerpo es innegable. La depresión puede estar causada por enfermedades físicas y viceversa, como por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares. Este hecho se da no sólo en la depresión sino también en otros estados psicológicos complicados como el estrés. Una situación estresante mantenida en el tiempo y sobre todo, percibida como una situación que no tiene solución, puede desencadenar una depresión, ya que el sujeto no es capaz de ver que dicha situación sí tiene solución, si es que la tuviera. Su no la tiene, la persona debe adaptarse a las nuevas circunstancias ya que si no, es plausible que pueda acabar deprimiéndose. La depresión, en este caso, sería una reacción de rechazo por parte de la psique del sujeto a la nueva situación generadora de estrés.
En muchas ocasiones la depresión se ve incrementada por la reacción del entorno más cercano al individuo deprimido, que ve como sus familiares y amigos tildan su tristeza como “algo normal que le pasa a todo el mundo”, sintiéndose juzgado y presionado a seguir con sus quehaceres diarios mientras se siente indispuesto y derrotado. En estos casos, es necesario que la red de apoyo entienda que la depresión no es la tristeza “normal” con la que todos reaccionamos antes estresores del día a día, sino que se trata de una sensación negativa que envuelve al sujeto, paralizándole y dejándole desprovisto de herramientas para luchar de manera eficaz contra ella.
ESTOY MÁS TRISTE DE LO NORMAL: ¿DEBO IR A TERAPIA?
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Es imposible vivir sin estar triste de vez en cuando: la tristeza es una emoción común a todo ser humano producida por un acontecimiento desagradable para quien lo vive y que se manifiesta con llanto, bajada del ánimo, bajada de la libido, baja autoestima, anedonia (dificultad para disfrutar), aislamiento, etc. Sin embargo, aquellas personas que comienzan a sentirse deprimidos se dan cuenta de que algo es diferente: los síntomas son más intensos y presentan otros que nunca habían vivido, como podrían ser la ansiedad o la disminución de la concentración.
En el momento en el que uno siente que no puede continuar con su día a día debido a la tristeza o a alguna otra emoción generada por la misma como puede ser la ansiedad, es entonces cuando se debe acudir a terapia. Hay que tener en cuenta que lo que para una persona le produce la mayor de las depresiones, para otra sólo le genera desconcierto y tristeza por un periodo determinado en el tiempo, por lo que, ante acontecimientos estresantes en la vida, es mejor no compararse con los demás y centrarse en cómo uno mismo está viviendo la situación en concreto.
