Colegiada nº: CL05441

El ataque de ansiedad: una señal de aviso

El ataque de ansiedad es un alud inesperado de cantidad ingente de ansiedad que se manifiesta de diversas formas, siendo las más nombradas en consulta las siguientes:

  • Síntomas físicos como mareo, taquicardia, sudoración, temblores, insomnio.
  • Sensación de pérdida de control: «me estoy volviendo loco».
  • Sensación de irrealidad, de sentir que lo que uno está padeciendo no pertenece a la realidad o no es normal.
  • Miedo descomunal a nada en concreto y a todo en general: miedo a vivir con esa sensación «para siempre».
  • Tristeza, llanto.

Muchas de las personas que me han relatado su primer ataque de ansiedad explican cómo este aluvión de malestar llegó en un momento en el que se sentían cómodos y relajados: algunos estaban cómodamente viendo la televisión, otros estaban a punto de levantarse de la cama para comenzar el día…

En fin, situaciones cotidianas que no presagiaban el devenir de los acontecimientos.  Muchas de estas personas también me explicaron que no entendieron el ser de estos ataques, ya que se encontraban en un momento de sus vidas en el que todo y todos estaban «bien».

LA RELAJACIÓN PARA TRATAR UN ATAQUE DE ANSIEDAD. A VECES SÓLO UN PARCHE.

Existen diferentes maneras de cómo tratar o abordar un ataque de ansiedad en función de cómo se entienda. Hay, por ejemplo, una variada oferta de técnicas de relajación que se venden como una solución para controlar este tipo de sintomatología.

Sin embargo, su capacidad de control es limitada y no ataca el origen de la sintomatología en sí, por lo que el problema sigue estando presente.

Si nos centrásemos sólo en estas técnicas de relajación, estaríamos dando sentido al ataque de ansiedad como entidad sin preguntarnos el porqué de su existencia: la ansiedad es una señal de que algo está ocurriendo y necesita ser abordado, como la punta que asoma de un iceberg en medio del océano.

¿QUÉ PUEDE ESTAR PASANDO SI EN MI VIDA NO HA OCURRIDO NADA QUE PUDIESE PROVOCARME ESTE ATAQUE DE ANSIEDAD?

Pues bien, en nuestro día  a día nos ocurren cosas que pasan diferentes filtros de nuestra psique: aquellas placenteras son plenamente conscientes y las traemos una y otra vez a la memoria ya que nos hacen sentir bien, pero hay otras no tan placenteras o displacenteras que nuestra psique decide olvidar porque sabe que nos producen dolor y nos trata de proteger.

Sin embargo, puede ocurrir que aquello que nos causó malestar fue tan amplio, tan obvio y tan explosivo para nuestra psique que no pueda hacer que lo olvidemos sin más, por lo que «esconde» esa sensación de malestar ligada a esa vivencia consiguiendo que si la experiencia negativa se atreve a pasear por la memoria, no produzca impacto alguno en nosotros.

Cuando una situación vivida crea un dolor desbordante, la psique quizás consiga desligar la emoción del hecho originario, pero puede que no logre esconder la primera por mucho tiempo y acaba saliendo a borbotones

Este mecanismo de defensa que utilizamos de manera inconsciente es utilizado para protegernos de aquello que duele, como hace también nuestro sistema inmune contra los virus y las bacterias que nos pueden herir.

¡Pero cuidado! Cuando una situación vivida crea un dolor desbordante, la psique quizás consiga desligar la emoción del hecho originario, pero puede que no logre esconder la primera por mucho tiempo y acaba saliendo a borbotones.

Debido a esa desunión entre afecto-hecho, el sujeto se encuentra devastado pero no consigue averiguar el porqué.

¿MIS ATAQUES DE ANSIEDAD TIENEN SOLUCIÓN?

Hay que ligar de nuevo la emoción tan fuerte con el suceso originario, devolverla a donde pertenece. Pero si no sé qué es aquello que me crea este sufrimiento: ¿Cómo lo voy a hacer? Tranquilo: para eso está la terapia.

Si has pensado en hacer terapia estás por el buen camino: has dado el paso de acudir a un psicólogo para iniciar un trabajo que hará que la ansiedad que tanto te hace sufrir desaparezca. Somos Psicólogos en Valladolid y podemos ayudarte.

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